VACACIONES NIEVE Prepara tu piel para la nieve

Prepara tu piel para la nieve

Prepara tu piel para la nieve

Cuando pensamos en vacaciones, solemos imaginar verano, sol y playa. Pero las escapadas a la nieve también exponen nuestra piel a una radiación solar elevada y condiciones extremas como: frío intenso, viento seco y posibles cambios bruscos de temperatura. Estos factores pueden afectar seriamente a la piel (deshidratación, rojeces o incluso quemaduras) si no se prepara correctamente. Tanto si vas a esquiar, practicar snowboard o simplemente disfrutar del paisaje invernal, tu piel necesitará una rutina especial de cuidado antes, durante y después del viaje para mantenerla sana, luminosa y protegida. En este artículo te explicamos cómo preparar la piel antes, durante y después de tus vacaciones en la montaña.

Sesiones de bronceado preparatorias

Prepara tu piel y realiza un tratamiento de sesiones de bronceado, empezando unas semanas antes de tus vacaciones de nieve. Esto no solo prepara la piel para el intenso sol de la montaña, sino que también aumenta los niveles de Vitamina D. En otoño e invierno, el sol está más bajo, lo que reduce significativamente la producción de vitamina D en la piel. Además, el cuerpo suele estar cubierto por la ropa, lo cual es otro factor limitante.

Hidrata tu piel antes de irte de viaje

El frío y el viento resecan la piel, reducen su nivel natural de humedad y pueden provocar tirantez o descamación. Para evitarlo, empieza una o dos semanas antes del viaje a reforzar tu hidratación.
Bebe suficiente agua cada día, incluso si no sientes sed.
Aumenta el consumo de frutas y verduras frescas, especialmente las ricas en agua y antioxidantes (p.ej. melón, mandarina, uva, manzana, granada, pepino, tomate, espinacas, zanahoria y pimiento rojo).
Usa cremas hidratantes, nutritivas con ingredientes como: ácido hialurónico, ceramidas, manteca de karité y vitamina E, que ayuden a retener la humedad en la piel.
Si sueles usar lociones ligeras, cámbialas temporalmente por una crema más densa, con una textura más rica y protectora. Esto ayudará a mantener la barrera cutánea fuerte antes de exponerte al frío extremo.

Protege tu piel (y tus ojos) del sol en la nieve

Uno de los errores más comunes en la montaña es subestimar la potencia de la luz solar. A mayor altitud, la radiación UV es más intensa (aumenta aprox. un 10% por cada 1.000 metros de altitud). Además, la nieve refleja hasta un 80% de los rayos solares, lo que significa que recibes radiación tanto directa como reflejada.
Recomendaciones: Aunque tengas una piel bronceada, aplica protector solar SPF 30 o 50 sobre todo en rostro, cuello, labios, orejas y cualquier otra zona expuesta. Si estás todo el día al aire libre, la protección natural de tu piel bronceada previamente no es suficiente para evitar rojeces etc. Usa SPF también en días nublados. Aunque haya nubes, una parte de los rayos UV atraviesa las nubes, así que no bajes la guardia. Re-aplica el producto SPF cada 2 o 3 horas, especialmente si estás practicando deportes al aire libre. Elige fórmulas resistentes al agua y al sudor. Además, usa gafas de sol o de ventisca con filtro 100% UV que protegen tus ojos de la radiación ultravioleta. Una exposición de los ojos a los rayos UV puede causar irritación, sequedad o incluso queratitis solar o ceguera de la nieve (una especie de “quemadura solar” de la córnea, la capa más superficial del ojo). Las gafas de sol también evitan el deslumbramiento producido por el reflejo del sol sobre la nieve, reduciendo la fatiga visual y mejorando la seguridad en la práctica de deportes de invierno.

Cuida la piel después de esquiar

Tras pasar todo el día al aire libre, tu piel agradecerá un momento de recuperación y nutrición profunda. Cómo hacerlo: Limpia suavemente el rostro para eliminar restos de protector solar, sudor y partículas. Aplica una mascarilla hidratante o calmante (por ejemplo, con aloe vera o ácido hialurónico). Finaliza con una crema nutritiva de noche para restaurar el equilibrio.
Si notas la piel enrojecida o con sensación de ardor, utiliza productos con efecto calmante o after-sun para prevenir irritaciones.
No descuides el cuerpo
Aunque en la montaña el cuerpo suele ir cubierto, el frío y la fricción de la ropa técnica pueden resecar la piel. Cómo evitarlo: Usa un gel de ducha suave y aplica una loción corporal hidratante después de cada baño. Presta especial atención a zonas más expuestas como manos y cuello, aplicando cremas nutritivas con el objetivo de mantener la piel flexible y protegida frente a la pérdida de agua.
Cuida la piel desde dentro
El cuidado de la piel no solo depende de las cremas. Para reforzar la salud de tu piel durante las vacaciones de nieve es importante: dormir bien, evitar el estrés y mantener una dieta rica en omega-3, vitaminas A, C y E que ayudará a que tu piel esté más fuerte y luminosa.
Tu piel refleja lo que pasa en tu interior. Para reforzar su salud durante tus vacaciones:
  • Incorpora alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 (aguacate, salmón, frutos secos).
  • Prioriza el consumo de vitaminas A, C y E, esenciales para la regeneración y protección celular.
  • Descansa bien: un sueño reparador ayuda a la piel a regenerarse naturalmente.

Resumido

Preparar tu piel para unas vacaciones en la nieve no es solo una cuestión de estética, sino de salud cutánea. Una buena hidratación, protección solar y una rutina al final del día para restaurarla marcarán la diferencia entre una piel reseca y una piel saludable y radiante. Antes de hacer la maleta, incluye tus imprescindibles de cuidado. Así disfrutarás de unas vacaciones sin tirantez, rojeces ni sequedad… y con una piel luminosa, saludable y lista para brillar, incluso entre montañas nevadas.

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